Antes de entrar en materia debemos explicar quiénes fueron Keynes y Hayek, y cuáles fueron sus ideas exactamente. Por un lado, el profesor Keynes fue un economista muy prestigioso y famoso de la escuela de Cambridge. Por otro, Hayek formó parte de la escuela austríaca clásica y comenzó en la London School of Economics (LSE).
Keynes fue un individuo que se preocupó muchísimo por el desempleo, no estaba a favor de establecer una propiedad pública de los medios de producción, pero también llegó a la conclusión de que el mercado no podría conseguir el pleno empleo por sí solo, por lo que buscó más intervención estatal en la economía para alcanzar dicho objetivo (pleno empleo y aumento de la demanda). Y para ello, propuso una política de estímulo de demanda agregada. Por otra parte, Hayek insistía en que el problema habitaba en las imperfecciones existentes del sistema monetario, proponiendo así una reducción del tipo de interés cuyo objetivo fuese el incremento del ahorro privado. Apostaba por medidas que evitasen la inflación, a toda costa, que él mismo había sufrido en Viena.
Una vez explicadas, muy por encima, las principales ideas de estos autores, remontémonos al siglo pasado, concretamente en 1929. Este debate surge tras la crisis bursátil del 29 en el que Keynes y Hayek buscaron defender dos visiones opuestas sobre cómo volver a equilibrar la situación en medio de ese caos.
No obstante, por suerte para Hayek, llegó la década de los 70 y se le dio la vuelta a la tortilla. Las políticas de Keynes eran de Stop and Go: cuando la economía se recalienta se reducen los gastos y aumentan los impuestos; cuando la economía está en recesión se aumenta el gasto público y se bajan los impuestos para estimular la economía. Aun así, también había una inflación mundial en la que subieron los precios en todos los países del mundo. Y se le suma la situación en Estados Unidos con déficit fiscal por una parte debido al aumento del gasto y de la deuda (mayor que los ingresos), y por otra parte, estaba el déficit comercial porque los salarios se situaron por encima de la productividad, generando así un aumento de la inflación que conllevó una caída de la competitividad.
Pero, ¿qué medidas son las más acertadas? Pues como todo en esta vida: depende. La Historia nos ha demostrado que con momentos en los que la moneda pierde valor gradualmente (como en los años 30), se pueden usar políticas de estímulo de demanda agregada (más obras públicas, más gasto público, etc.) para evitar el desempleo a toda costa y reactivar la economía, pero todo esto en un corto plazo. Y en períodos de no recesión, las ideas de Hayek podrían evitar la estanflación. Se aumentan los tipos de interés, sube el precio del dinero, baja la demanda de dinero y se fomenta el ahorro que es futura inversión.
Pero no debemos caer en las terribles consecuencias de ese tipo de medidas como el aumento de tipos de interés que puede llegar a generar lo que se conoce como Estancamiento Secular. Si se fomenta masivamente el ahorro y las empresas, los ciudadanos y los gobiernos empiezan a ahorrar mucho más, baja el consumo, disminuye la inversión privada y el gasto público. Al disminuir estos tres componentes de producción, definitivamente cae el producto interior bruto del país.
Como conclusión, es importante darse cuenta que Nicholas Wapshott nos da a entender, a través de una serie de acontecimientos, que las ideas de cada autor sirven en distintos contextos y situaciones. Así pues, no hay un vencedor entre estos dos. Es cuestión de usar la experiencia y adaptar convenientemente las políticas que se usarán para lograr el bienestar social, político y económico.
Enlaces de interés:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-52308022
https://www.amazon.es/Keynes-Hayek-defini%C3%B3-econom%C3%ADa-moderna-ebook/dp/B00B2W4ABK
Para una información más ampliada:
Sin duda un post ejemplar en cuanto a contenido y redacción. No conocía muchos de los datos explicados y, además, nunca los había encontrado expuestos de manera tan accesible, amena y concisa. Mis felicitaciones a su autor.
ResponderEliminarLe agradecemos sus palabras. Es un auténtico placer servirle en su búsqueda del conocimiento económico.
EliminarSaludos,
Me leí el libro hace poco y no lo terminé de entender bien ya que mis conocimientos económicos son bastante escasos. Leyendo este post he aclarado bastantes dudas que tenía y la verdad es que es muy bueno en todos los sentidos, en cuanto a contenido, redacción... Muchas gracias y un saludo.
ResponderEliminar¡Hola, Julia!
EliminarNos alegra mucho que le hayamos aclarado algunas de sus dudas sobre el libro de Wapshott. Es toda una satisfacción leer sus palabras.
Un fuerte abrazo,
Increíble artículo. Es un libro complicado y con conceptos económicos avanzados. Felicitaciones por hacer la redacción tan amena y explicar el libro de forma más sencilla.
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Nos alegra leer sus palabras. Es un grandísimo placer.
EliminarUn saludo,
Muy interesante y bien escrito el artículo. En general todo el Blog me parece un bonito proyecto y felicito a los autores, especialmente a mi antiguo alumno.
ResponderEliminarVoy a tomarme la licencia de sacar a colación al propio John Mayriard Keynes con su insistencia en que el estudio de la economía no fuese una simple gimnasia intelectual, sino que sirviese, directa o indirectamente, para mejorar la vida humana.
Espero que sea vuestro caso.
Un saludo.
¡Muchísimas gracias, Norberto!
EliminarNos alegra que le haya gustado nuestro proyecto. Coincidimos en las nobles intenciones de Keynes de usar la economía en pro del bienestar de las personas, y no solo como un juego de ecuaciones matemáticas. Aunque es cierto que muchas de sus medidas han provocado el aumento de los Estados hoy en día, que es excesivo. Muchas gracias por su tiempo.
Un fuerte abrazo,